En recuerdo del Padre Luis Mª Andreu


Eran las 4 de la madrugada de hoy, 9 de Agosto 2018, cuando a pesar de encontrarme ya en cama descansando, he sentido la necesidad de rezar un Rosario y de posteriormente levantarme para escribir este artículo. Y es que tal día como hoy, y a esa misma hora, hace 57 años, falleció “con gran felicidad” el Padre Luis María Andreu (S.J), a la vuelta de su segundo viaje a San Sebastián de Garabandal.
Y es que, a pesar de su corta vida (36 años), y de su corta presencia en Garabandal (2 viajes), el Padre Luis Mª Andreu ocupa un importante lugar en los hechos ocurridos. Aparte de las cuatro niñas (Conchita-Mª Loli-Mª Cruz y Jacinta), fue la única persona que presente durante uno de los éxtasis, (de quien se tenga constancia), tuvo la Gracia de ver a la Santísima Virgen y el Gran Milagro. Eso sucedió el 8 de Agosto de 1961.

ASÍ LO RELATA CONCHITA EN SU DIARIO:
Un día en que las cuatro tuvimos visión, Loli, Jacinta, Mari Cruz y yo, había muchas personas y entre ellas el Padre Luis María Andreu y un seminarista, Andrés Pardo, y el Padre Royo Marín, Dominico. Era de noche cuando se nos apareció ese día la Virgen. A la salida del rosario nos pusimos en éxtasis las cuatro y empezamos a caminar hacía los pinos. Llegando allá, el P. Luis María dijo: ¡Milagro, Milagro! y se quedó mirando hacia arriba. Nosotras le veíamos bien, pues, en nuestros éxtasis no vemos a nadie, únicamente a la Santísima Virgen. Al Padre Luis en esta ocasión lo vimos, y la Virgen nos dijo que él también la veía y el milagro que se producirá.
Al día siguiente fuimos nosotras cuatro, a barrer la Iglesia y al estar barriendo vino la mamá de Jacinta muy asustada y nos dijo: —¡Se ha muerto el Padre Luis Ma. Andreu! Nosotras no le creíamos pues lo habíamos visto el día anterior. Entonces, dejamos la Iglesia a medio barrer y nos fuimos a enterar con la demás gente. Nos dijeron que cuando ya se iba a morir sus últimas palabras fueron: —¡Hoy es el día más feliz de mi vida! ¡Qué Madre más buena tenemos en el Cielo! Después murió. Esto aconteció en el camino que va a Reinosa


La muerte del P. Luis María Andreu, forma parte importante en los acontecimientos de Garabandal, como se puede ver por el diario mismo de Conchita. Este padre era profesor de teología en la facultad que la Compañía de Jesús tiene en Oña, provincia de Burgos. Había hecho sus estudios en Oña, Innsbruck y Roma. Cuando murió tenía 36 años. Había subido por primera vez a Garabandal en los últimos días del mes de Julio. Volvió a subir el día 8 de Agosto de 1961. Ese día D. Valentín le dio las llaves de la Iglesia porque él tenía que ausentarse de la parroquia. Dijo su última Misa en Garabandal. Por la tarde del día 8 de Agosto hubo un éxtasis de las cuatro niñas que comenzó en la Iglesia. Después las niñas salieron en una marcha estática de larga duración. Se paraban en los sitios donde anteriormente habían tenido algún éxtasis y rezaban allí. El P. Luis María siguió todo este éxtasis. Las niñas subieron a los pinos. Con ellas subió también el P. Luis María. Estando en los pinos es cuando el P. Luis María entró en el campo de visión de las niñas y cuando por cuatro veces pronunció la palabra «milagro.» La pronunció con una voz un tanto apagada, semejante a como las mismas niñas hablaban en su éxtasis. Las niñas han descrito cómo le vieron. «Estaba de rodillas, el sudor le caía por la cara, la Virgen lo miraba como diciendo: Muy pronto estarás conmigo.»
Esa noche, el P. Luis María, bajó de Garabandal en jeep, hasta Cossio. Allí esperó a los que bajaban andando. Estaba dentro del coche esperando sobre la una de la madrugada, cuando llegó D. Valentín. Se acercó al coche para preguntarle algo y el P. Luis le dijo: —D. Valentín, lo que las niñas dicen es verdad, pero V. no lo diga todavía, porque toda prudencia por parte de la Iglesia en estas cosas es siempre poca. Esta frase la escribió D. Valentín en su diario esa misma noche antes de que tuviera él noticia de la muerte del P. Luis María. Camino de Aguilar de Campo iba una caravana de unos cuatro coches y entre ellos iba el P. Luis María. En ese coche había otras cuatro personas más ( Rafael Fontaneda, su esposa Carmen , una hija de ambos que en ese momento tendría unos seis años y el mecánico José Salceda). El P. Luis María durmió durante un rato y al despertar dijo: —Qué sueño tan agradable he tenido. Ya no estoy ni siquiera cansado. Llegaron a Reinosa sobre las cuatro de la madrugada. Allí pararon todos los coches a la entrada del pueblo en una fuente. Descendieron de los coches para beber agua mientras el P. Luis permaneció en el suyo, con la puerta abierta, rodeado de las demás personas que le hacían preguntas sobre lo que habían visto. Al momento de salir quedó en el último lugar el coche en que viajaba el P. Luis María. Dentro de Reinosa, todavía, el P. Luis dijo: —«Estoy pleno de alegría. Qué regalo me ha hecho la Virgen. Qué suerte tener una madre así en el cielo. No hay que tener miedo a la vida sobrenatural. Las niñas nos han enseñado cómo hay que tratar a la Virgen. Para mí ya no puede quedar duda. Por qué nos habrá elegido la Virgen a nosotros? Hoy es el día más feliz de mi vida. Al decir esto levantó la cabeza. Como dejó de hablar le preguntaron: —Padre, le pasa algo? —y él respondió: No, nada, sueño. Y diciendo esto bajó la cabeza. El mecánico se volvió y al verle dijo: —Ay, el Padre está muy mal. Tiene los ojos vueltos. Allí mismo había una clínica. Nada se pudo hacer más que constatar la autenticidad de su muerte. No se conocía en él enfermedad ninguna. Murió, podríamos decir, sin agonía. Tenía en el rostro una leve sonrisa de felicidad. La historia de este padre y Garabandal no termina con su muerte. Las niñas han hablado frecuentemente con él, como Conchita nos dirá en su diario. Lo más sorprendente es que la Virgen le ha comunicado a Conchita que el día siguiente al milagro, este padre será exhumado y aparecerá su cuerpo incorrupto, tal como el mismo día en que lo enterraron. Conchita lo dice así en una carta al Padre Ramón Andreu: «El 18 de Julio he tenido una locución y en ella me ha dicho que el día siguiente del milagro sacarán a su hermano de la tumba y saldrá incorrupto».

PADRE ANDREU, INTERCEDE POR NOSOTROS, PARA QUE TENGAMOS SIEMPRE PRESENTE EN NUESTRO PENSAMIENTO Y EN NUESTROS ACTOS, EL MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN, Y SEPAMOS HACERLO LLEGAR A TOOS LOS PEREGRINOS QUE SE ACERCAN A ESTE LUGAR.

José Sánchez
CENTRO DEL PEREGRINO EN SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL