Testimonio de Román

El pasado día 20 de julio del 2.014 dejé en la web de la Parroquia de Garabandal un testimonio sobre mi visita del 12 de junio de ese mismo año. Hoy, ya como web del Centro de Peregrinos, quiero completar, en parte, aquel mi primer testimonio. También deseo manifestar mi absoluta obediencia a la autoridad eclesiástica y más concretamente, en este caso, al Obispo de Santander en todo lo que a su ministerio concierne. He consultado escritos de mi primera visita a San Sebastián de Garabandal y confirmo que fueron exactamente once días los que pasé allí, en el mes de julio de 1962. Durante ese periodo de tiempo pude ser testigo directo de catorce visiones de las niñas. Aquella experiencia fue enorme para confirmar mi fe en aquellos momentos y en toda mi vida. El conjunto de lo vivido me resultó asombroso. Vivencias y hechos que desde un punto de vista natural me resultan imposibles de explicar. Sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias del lugar, del momento histórico y de la inocencia de aquellas cuatro niñas.

En aquellos momentos y en la actualidad, me hice y me sigo haciendo una serie de preguntas o interrogantes a los que no consigo encontrar respuesta humanamente razonable. Estas son mis preguntas:

1.- Concordancia de los hechos. Los hechos se suceden simultáneamente sobre cuatro niñas sencillas y normales, nada histéricas, en cuyas declaraciones y actos hay absoluta concordancia.
2.- Prodigios inexplicables. Embellecimiento, descubrimiento de personas, descubrimientos de conciencias, de objetos, rigidez y a la vez ligereza y suavidad de las niñas en las apariciones. Posturas a veces inexplicables pero siempre bellas y en posiciones honestas, etc.
3.- Estética. Los hechos se presentan con inefable belleza: en rostros, paisajes, ingenuidad, etc.
4.- Enseñanza. Con los hechos se aprueban verdades que pertenecen a la más sólida tradición cristiana. Tanto en aspectos dogmáticos como morales, incluso litúrgicos. Se ensalza la autoridad paterna, la autoridad de la Iglesia, el amor a la Eucaristía, a la Santísima Virgen, al Arcángel San Miguel, el ayuno eucarístico, la oración por las almas de purgatorio, el cuidado de los enfermos, la necesidad de la oración y del sacrificio reparador, las venerables tradiciones
marianas: Carmen, Rosario, Reina de los Ángeles, Perpetuo Socorro. La castidad, el pudor, la pobreza voluntaria. En general, la fe y mejora de las costumbres.
5.- Ambiente de pobreza y falta de cualquier comodidad, física e incluso espiritual: “Los caminos del Señor son estrechos, largos y empinados”. Nada mejor para explicar el Garabandal de aquellos años.
6.- Se hablaba de curaciones y hechos sobrenaturales. Yo solo
presencié la Comunión de Conchita del 18 de julio de aquel año. Vi, la Sagrada Forma en la lengua de Conchita, a menos de dos metros de distancia. Pero siempre me he preguntado si se ha investigado, uno por uno, estos hechos de los que tanto se hablaba en aquellos años.

Consultado el diario de mi padre: Miguel Martínez del Cerro y Gómez, me encuentro, fechada el día 22 de agosto de 1962, recién vuelto de Garabandal, esta sencilla pero sentida poesía:

“De la Reina de los Cielos
los ojos he visto un día.
Los he vistos reflejados
en los ojos de unas niñas.

Que no me hablen más de pena.
¡Ya se lo que es alegría!
De la Reina de los Cielos
los ojos he visto un día.”

El Puerto de Santa María a 21 de junio de 2015

Román Martínez del Cerro